Querido visitante, lector activo. El camino que empezamos desde el 16 de diciembre nos sitúa en el paso quinto. Ya el tiempo se nos acaba y el largo camino empieza a dar sus últimos pasos. Hoy María vuelve a aparecer porque su inmensa bondad, humildad y servicio son cualidades que no solo se dedican, ni se mencionan en un día. La espera de la virgen María se vuelve mas ansiosa y mucho mas intrigante.
Ya la voluntad de Dios esta sobre la virgen, la misericordia del Creador es mas latente, ya no es palabra sino que se convirtió en carne y ha habitado entre nosotros.
Este quinto día de la novena nos debe impulsar a pensar en qué hemos puesto nuestra esperanza. En estos días en qué hemos convertido la venida del niño Jesús en nuestros corazones. Esta época de diciembre se ha convertido en un simple mes de parranda y vacaciones o en realidad nos sirve para construir en nosotros seres que están dispuestos al servicio, a la fraternidad, a esperar pero no quedarse en la simple espera sino, que están haciendo lo suficiente para que propiciar un entorno en comunidad, con alegría y llenos de amor.
La virgen María guardaba, como todas las mujeres que esperan o han esperado bebe, toda la alegría y todo el amor para su bebe, sin embargo la espera no la dejó para que otros la sirvieran, sino que ella en su estado y siendo la madre del Hijo de Dios sirvió a los demás y siempre estuvo allí para los demás.
Hoy ¿cómo te encuentras?; ¿has dejado la navidad para ti mismo o la has compartido?; la espera en ¿qué se convirtió, en una espera fraternal, o en un egocentrismo y orgullo difícil de penetrar?.
Imagen tomada de http://www.fluvium.org/textos/devocion/dev37.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario